martes, 31 de octubre de 2017

COMENTARIO ARTE BIZANTINO


Iglesia de Santa Sofía de Constantinopla


La Iglesia de Santa Sofía de Constantinopla (actual Estambul), también conocida como Hagia Sofía, fue construida entre el 532 y el 537 por encargo del emperador Justiniano. Sus arquitectos fueron Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto. Este templo constituye la obra cumbre de la arquitectura bizantina.

En el año 395 d.C. con la muerte de Teodosio I, el Imperio romano se divide en el Imperio Romano de Occidente, con Honorio y el Imperio Romano de Oriente, con Arcadio. En el 476 d.C. cae el Imperio Romano de Occidente y el Imperio Romano de Oriente comienza una época de gran esplendor que con Justiniano llegará a su apogeo. Justiniano emprenderá una gran labor constructiva en la ciudad de Constantinopla. Así, se construyeron obras arquitectónicas tales como la gran muralla con más de 130 torreones, que constituye un hito en la historia de la arquitectura militar, y la basílica de Santa Sofía. El arte bizantino parte del arte clásico romano. Los elementos utilizados en Santa Sofía, como la planta centralizada, vista en los mausoleos de Cecilia Metella, y la cúpula, como vemos en el Pantéon, además de grandes espacios como la planta basilical en la que también se utilizan exedras en los ábsides, ya existían en Roma. A partir del Edicto de Constantino, la Iglesia cristiana, partiendo de los elementos constructivos romanos, crea nuevos espacios con nuevos significados. El lenguaje arquitectónico se dota de un nuevo sentido que se relaciona con lo espiritual, como esta cúpula de Santa Sofía, que parece representar la belleza y la paz espiritual de la Jerusalén Celestial. El arte bizantino tendrá una nueva época de apogeo a partir del siglo X, con grandes muestras como San Marcos de Venecia o San Antonio de Padua, espacios cupulados inspirados en Santa Sofía. También inspiró la basílica de San Basilio en Moscú. Pero su influencia en el arte no queda sólo en el ámbito cristiano, pues el Imperio turco adoptó sus formas para construir sus mezquitas, como es ejemplo de la Mezquita Azul, también en Estambul. El arte bizantino tuvo su fin precisamente en la conquista del Imperio turco de Constantinopla, en 1453, dando así fin a una tradición de casi 1000 años.

Comenzaremos analizando la planta. La planta de Santa Sofía obedece al modelo de planta basilical, si bien presenta la peculiaridad de inscribirse dentro de un rectángulo casi de forma cuadrangular, resultando una combinación de la planta basilical propiamente dicha y la de cruz griega o planta centralizada. Presenta, como todas las basílicas, un patio cuadrado que comunica al interior de la basílica a través de un doble nártex, siendo el interior el doble de ancho que el exterior.



Una vez dentro, la planta se divide en tres naves separadas por arcos de medio punto sobre columnas, siendo la central el doble de ancha que las laterales, rematada en un ábside, mientras las laterales terminan en testero planto y presentan doble piso o tribuna que comunica a la nave central a través de una galería de arcos de medio punto sobre columnas. Sin lugar a dudas, el elemento constructivo predominante es la enorme cúpula construida en el centro de la nave principal. Ésta abarca los 31 metros de diámetro y 51 metros de altura. Para realizar la transición del espacio cuadrangular del centro al circular, susceptible de ser cubierto por la cúpula, se utilizan cuatro enormes pechinas que descansan sobre cuatro grandes pilares o machones. Sin embargo, para contrarrestar el enorme empuje que ejerce una cúpula de tales dimensiones, éstos no son suficientes, por lo que se utiliza todo un sistema de contrarrestos de manera que, a través de dos enormes arcos de refuerzo, el peso se traslada hacia dos medias cúpulas anexas que a sus vez descansan en otras dos a cada lado, correspondientes a ábsides laterales, y por último, dos bóvedas de cañón . Todo el sistema se ve reforzado por el grosor de los muros, así como por el uso en el exterior de enormes pilares o contrafuertes que reciben el peso de este sistema de contarresto.

Si pasamos a analizar el exterior, éste es sobrio y robusto, dando sensación de pesadez, dado el grosor de los muros, así como los grandes contrafuertes. Predominan los elementos constructivos con ausencia de decoración, reservada para el interior. Los alminares exteriores no son bizantinos, sino ya posteriores a la conquista de Constantinopla por el Imperio turco y la conversión del edificio en mezquita.


Por lo que respecta al interior, es la parte más impresionante del edificio, pues contrasta la decoración interior con el sobrio exterior del conjunto. Los materiales utilizados para su construcción fueron piedra, ladrillo, hormigón y, para la cúpula, materiales más ligeros como ánforas. Materiales más nobles como mármoles fueron utilizados para los recubrimientos de los muros, así como para los entablamentos, arcos y columnas. Los muros se recubrieron de una rica decoración de mosaicos con decoración geométrica y figurativa que otorgan al edilicio un aspecto suntuoso.


El interior aparece como un gran espacio diáfano en el que la cúpula está horadada en su base por cuarenta ventanas que la hacen parecer sustentarse en el aire y ser ingrávida. Los mosaicos que decoran la bóveda y las medias bóvedas crean un espacio continuo que contribuyen al efecto de ingravidez. Es muy importante la luz, ya no sólo como elemento funcional, sino decorativo, entrando por las numerosas ventanas del edificio a lo largo del día y realzando las distintas partes de éste. La cúpula estaba decorada con mosaicos y una representación del cielo, si bien luego la decoración fue sustituida por textos en alabanza a Mahoma y a los primeros califas. Otro elemento a resaltar son las columnas de mármol, 107 en total, 40 en el piso inferior y 17 en el superior, con capiteles con rica decoración tallada a trépano con motivos vegetales estilizados, así como los monogramas del emperador Justiniano y la emperatriz Teodora. Sobre los capiteles descansan los cimacios y sobre éstos los arcos de medio punto ornamentados igualmente con rica decoración trepanada.
Las naves laterales se cubren con bóvedas de aristas. Sobre ellas descansan las tribunas, que eran ocupadas por hombres y mujeres de manera diferenciada y que jugaba un papel importante en las procesiones y ceremonias.



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