viernes, 24 de noviembre de 2017

COMENTARIO ARTE GÓTICO

EL JARDÍN DE LAS DELICIAS

Resultado de imagen de el jardin de las delicias comentario historia del arte

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El Jardín de las Delicias” es una pintura al óleo sobre tabla, de los primitivos flamencos, perteneciente al Arte Gótico. Su autor es El Bosco y se remonta hacia el año 1500. Actualmente, se encuentra en el Museo del Prado.

Se trata de un gran tríptico (abierto mide 390 x220cm y su panel central 195x220 cm.) pintado al óleo. Presenta unas delicadas pinceladas, muchas de ellas pequeñísimas para poder reproducir la gran cantidad de pequeñísimos detalles, haciendo que se fundan unas con otras y creando una superficie pictórica absolutamente homogénea. El panel central tiene el doble de anchura que los laterales de modo que éstos pueden cerrarse completamente sobre aquel. El tema del Jardín de las delicias aparece en el panel central, mientras que en el panel derecho abierto aparece el Infierno y en el lado izquierdo el Paraíso o el Jardín del Edén en el último día de la creación. Si observamos la tabla cerrada aparece representada la creación del mundo de manera que aparece la tierra dentro de una esfera de cristal.

Los colores están supeditados a la temática: en el Paraíso, predominan los tonos brillantes, amarillos, azules y verdes; en el Jardín de las delicias, se mantienen estos colores, además de la luz, que procede de los cuerpos blancos y desnudos y se introduce el color rojo como símbolo de pasión; en el Infierno, el negro y el rojo son los colores dominantes. Se emplea una perspectiva cónica, colocando siempre la línea del horizonte muy alta para lograr profundidad y poder poner sucesivos planos en los que sitúa las distintas escenas y grupos de personajes. Podemos apreciar que en todas las escenas aparecen elementos o ejes en torno a los cuales parecen articularse la multitud de figuras representadas.

Como hemos mencionado anteriormente, en el panel izquierdo aparece el tema del Paraíso o el Jardín del Edén. Se representa el último día de la creación con Dios, Eva y Adán, cuando Dios decide crear primero al hombre y, acto seguido, a la mujer. Se genera un entorno idílico, de formas rocosas caprichosas. También encontramos representados animales, tanto reales como fantásticos. Sin embargo, la idílica imagen de paz del paraíso, que en un principio podemos observar, se interrumpe cuando, contemplando con mayor atención, observamos a un león devorando un ciervo o un leopardo con un ratón en la boca. Estos elementos perturbadores de la paz paradisiaca anuncian la presencia acechante del pecado. En el estanque central aparece la fuente de la vida, representada con una forma entre orgánica y mineral, por uno de cuyos orificios aparece una lechuza, símbolo del mal. Este elemento puede tener connotaciones sexuales y fálicas, anunciando los placeres de la carne desarrollados en la segunda tabla. A la derecha del estanque aparece una roca con forma de rostro humano, el rostro del diablo, de la que sale una serpiente para enroscarse en el árbol de la Ciencia del Bien y del Mal, desde donde tentará a Eva.

La tabla central, es el Jardín de las delicias, la que da título al conjunto de la obra. Representa un falso paraíso en el que la humanidad ha sucumbido plenamente al pecado, especialmente a la lujuria, y se dirige a su perdición. Decenas de símbolos diferentes pueblan este espacio en el que la locura se ha apoderado del mundo. Aparecen tanto hombres como mujeres, sin distinción de su condición social o raza, desnudos, protagonizando todo tipo de relaciones sexuales. Además, aparecen también relaciones eróticas o sexuales entre animales, e incluso entre plantas. El grupo de personas montadas sobre animales que rodean el estanque en el que están mujeres desnudas simboliza la humanidad guiada por sus instintos (los animales) acercándose a la lujuria y la concupiscencia. Las frutas representadas simbolizan la fugacidad del placer carnal ya que éstas pueden pasar en unos días de la plenitud de la madurez a estar podridas. Los animales representados con unas dimensiones agrandadas y en posición invertida pueden simbolizar que éste no es el Paraíso y aludir a la idea de que nada es lo que parece. En el centro aparece un estanque circular recorrido por un cortejo de jinetes desnudos sobre animales, reales y fantásticos. El estanque podría representar la fuente de la eterna juventud o el estanque del adulterio en el que bañan sus cuerpos mujeres desnudas con tocados de cuervos y pavos, símbolos de la incredulidad y de la vanidad respectivamente. Detrás aparece un estanque en el que convergen cuatro ríos en alusión a los ríos del Paraíso.

Por último, el panel de la izquierda representa el infierno en el que los pecadores sufren innumerables torturas como consecuencia de los pecados cometidos. En la parte superior se ve una ciudad en llamas así como las más variadas torturas a las que son sometidas los pecadores. En la parte central aparece un rostro masculino que se ha interpretado como un autorretrato del pintor, con un disco sobre la cabeza en la que bailan distintos monstruos. Un personaje monstruoso con cabeza de ave devora pecadores a la vez que los defeca en un pozo. Bajo el manto del mismo monstruo una mujer desnuda es forzada a mirarse en un espejo convexo colocado en las nalgas de un demonio, aludiendo al pecado de la soberbia. Algo más atrasado, aparece un lago helado en el que el hielo se resquebraja y sobre el que patinan varios personajes. Finalmente, en el nivel inferior aparecen jugadores de dados y naipes torturados por demonios. Este panel es conocido también como El infierno musical, ya que en un segundo plano aparecen múltiples representaciones de instrumentos musicales asociados a terribles torturas infernales a las que está expuesta la Humanidad.

Los dos paneles laterales forman al cerrarse la imagen del tercer día de la Creación del mundo. El Bosco pinta aquí una esfera transparente dentro de la cual aparece una tierra aún plana símbolo, según parece, de la fragilidad del universo. Sólo se representan formas vegetales y minerales, no hay animales ni personas. Los tonos grisáceos empleados pueden aludir a que se trata de un mundo todavía sin sol ni luna.

Aunque cada tabla refleja una temática diferenciada, todas giran e torno a la aparición del pecado en el mundo, la naturaleza de los pecados relacionados con los placeres terrenales y la consecuencias que el disfrute de estos conlleva con los castigos del infierno.

En esta obra el Bosco da testimonio de un estilo original aunque con raíces en la tradición medieval. La pintura del Bosco fue muy valorada por el rey Felipe II por su carácter moralizante lo que hizo que adquiriera algunas de las mejores obras de este autor, hoy día conservadas en el Museo del Prado. Igualmente, los pintores del movimiento surrealista vieron en la Obra del Bosco un precursor del mundo onírico que buscaban en su pintura definiendo su pintura como la del "primer pintor surrealista", como por ejemplo Dalí en “El gran masturbador”.


CRISTINA MORENO ALGAR 2ºC.

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