martes, 23 de enero de 2018

COMENTARIO RENACIMIENTO EN ESPAÑA

EL MARTIRIO DE SAN MAURICIO


El martirio de San Mauricio” se trata de una pintura realizada al óleo sobre lienzo entre 1580 y 1582, por el Greco y perteneciente al Renacimiento español. Se encuentra en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

El cuadro presenta una escena que se desarrolla en un pedregal, y se divide en dos niveles: uno celestial, y otro terrenal. En el nivel celestial podemos ver representado un Rompimiento de Gloria, formado por ángeles músicos, mientras otros portan palmas y coronas de triunfo y en el nivel terrenal se diferencian dos planos: Un primer plano en el que aparecen los legados y los oficiales formando una composición circular, vestidos con indumentaria de la época, con corazas que dejan entrever la musculatura; adoptan unas actitudes artificiosas. En este grupo se incluye el retrato del monarca San Mauricio, (vestido con una coraza azulada y barbado). En el segundo plano del mundo terrenal se encuentra el martirio de la legión, vestidos con túnicas semitransparentes o desnudos y es en esta zona donde los rasgos manieristas son patentes.

Entre las características más manieristas de su pintura podemos apreciar: la deformación de las figuras alargadas, la suavidad de los gestos, los colores fríos que emplea en el cuadro. Otra característica del Greco, que irá acentuando con el tiempo, y que se debe a su ascendiente bizantino, es la ausencia de arquitecturas (que emplea por influjo veneciano en sus primeras obras).

La luz parece irreal, y parece incidir más en la zona del martirio colectivo. Además, existe escasa profundidad. La escena se desarrolla en un espacio que es irreal, en el que la ausencia de la vegetación aumenta la sensación de la falta de vida.

Según cuenta la leyenda, San Mauricio era el jefe de una legión egipcia del ejército romano en la que todos profesaban el cristianismo. Durante su estancia en las Galias recibieron la orden del emperador Maximiliano de realizar una serie de sacrificios a los dioses romanos. Al negarse, la legión que mandaba el santo fue ejecutada, siendo martirizados sus 6.666 miembros.

Como podemos observar en el cuadro, los legionarios (en el segundo plano) se sitúan en fila, esperando el turno para ser ejecutados. El verdugo se sitúa de espaldas, sobre una roca, y junto a él vemos de nuevo a San Mauricio, reconfortando a sus hombres y agradeciendo su decisión. Un hombre degollado refuerza la idea del martirio, exhibiendo un fuerte escorzo.

Con este cuadro, se busca destacar la fuerza de la fe para mantener las creencias, a pesar de las tentaciones, y llegar al sacrificio si es preciso.

El Martirio de San Mauricio” fue encargado en 1580 por Felipe II para decorar una de las capillas laterales de la Basílica del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Doménico tardó casi tres años en pintar esta soberbia obra en su taller de Toledo, entregándola personalmente a finales de 1582, lo que demuestra que el pintor quería conseguir el favor de Felipe II y la oportunidad de poder trabajar en la decoración de El Escorial. A su regreso de Portugal en 1583, el rey pudo ver la obra pero no resultó de su agrado, aunque su calidad artística le fue reconocida al tasarse la obra en 800 ducados.

Con este cuadro, El Greco fracasó para siempre en sus intentos de conseguir el mecenazgo real de Felipe II, por lo que acabó relegado a una estancia secundaria del Monasterio, la Sala de Capas o Sacristía de Coro. La versión que realizó Rómulo Cincinato en 1584, se consideró como un verdadero modelo de corrección arqueológica para su sustitución en la capilla, donde hoy continúa figurando.

Bibliografía:

CRISTINA MORENO ALGAR 2ºC.


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