Santo Entierro
CONTEXTO HISTÓRICO
El santo entierro o Entierro de
Cristo es una obra escultórica realizada en madera policromada, en la que
destaca sobre todo el color dorado, por el escultor renacentista Juan de Juni
(1506- 1577). Se encuentra en el Museo Nacional de Escultura, Valladolid (España).
Juni comenzó su formación en su
Francia natal, viajó a Italia y su destreza para trabajar con gran realismo
todo tipo de materiales, le valió una fama y reconocimiento bien merecidos.
Juni recae por primera vez en España cuando le es encargado algunos relieves de
la fachada de San Marcos en León, posteriormente trabajará en la ciudad de
Salamanca y finalmente decide trasladarse a Valladolid para realizar este
encargo por el cántabro franciscano fray Antonio de Guevara quien le manda
construir en el vallisoletano convento de San Francisco (hoy desaparecido) su
primer conjunto escultórico. Allí el
escultor estableció su taller realizando diversos encargos hasta su muerte en
1577.
La escena del Santo Entierro
tiene su precedente en el género del Llanto sobre Cristo muerto que Juni
conoció durante su estancia en Italia. Pero la composición que hace Juni y los
valores estéticos de la madera policromada la convierten en una obra maestra
con mayor impacto visual que los modelos italianos. La colocación en el
sepulcro, como un episodio congelado de teatro sacro, tuvo un gran éxito en
Europa, y de forma muy especial en el área borgoñona, donde se formó Juni; se
puede encontrar cantidad de ejemplos de calidad tanto en Francia, como en
Italia y en España.
ANÁLISIS
Siete personajes representados. |
Como vemos, aparecen siete
personajes representados, los cuales están individualizados y cada uno
representa una acción. Nos llama la atención que uno de ellos parece estar
dirigiéndose al público que lo observa. Este tema no era muy común, por
entonces en España, por tanto esta
iconografía procedía de la influencia de
Italia de los temas de llanto sobre Cristo muerto como en Mantegna y también de
los sepulcros funerarios de Borgoña, región
natal del escultor con influencia del gran escultor Claus Sluter.
La composición es simétrica y
cerrada ocupando el lugar central el cuerpo de Cristo dispuesto ya en el ataúd en
cuyo centro existe una inscripción en una cartela “Nos in electis sepulchris
nostris sepeli mortuum tuum” (sepulta a tu difunto en la mejor de nuestras
sepulturas). Las figuras tienen una proporción o canon algo más grande que el
cuerpo humano y dotadas de gran volumen, influencia de Borgoña y de Miguel
Ángel, los rostros son también bastante anchos y las vestiduras son voluminosas
y amplias.
Destaca Jesús |
José de Arimatea nos enseña la espina. |
Los personajes lloran su muerte. |
Nicodemo. |
Destaca el cuerpo de Jesús de
anatomía poderosa tapado con el paño de
pureza y con policromía: sangre, zonas tumefactas moradas para resaltar las
venas. Su cabeza muy bien tallada, con los entrantes y salientes de la barba y
rizos del pelo, la tiene girada hacia el
espectador. A su alrededor seis figuras más se disponen a embalsamarlo y llorar
su muerte. Cerca del espectador, en la cabeza de Cristo, se encuentra José de
Arimatea. El personaje cubre la cabeza con un turbante, tiene una rodilla en el
suelo y gira su tronco para mostrar en su mano una espina que le ha quitado de
la cabeza para indicarnos el dolor
sufrido. El rostro de Jose de Arimatea está arrugado y triste, tras él Salomé sostiene la corona de
espinas y un paño. En la esquina contraria María Magdalena, que es representada
como una joven de gran belleza y vestidos elegantes lleva un ánfora y un paño,
aparece hablando con Nicodemo de edad madura, cuerpo robusto, larga barba y
larga melena recogida por una cinta (Laocoonte). Este aparece mirando al cielo
como suplicando, agarra un paño con el que ha limpiado el cuerpo de Cristo y en
la otra mano un ánfora con ungüentos. Las dos figuras centrales que aparecen
tras el cuerpo del yacente son María, la Madre de Dios, y San Juan, el
discípulo amado. La Virgen cae sobre el cuerpo de su hijo muerto en un gesto de
profunda tristeza y dolor, mientras San Juan trata de consolarla y erguirla.
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