jueves, 5 de abril de 2018

COMENTARIO ESCULTURA NEOCLÁSICA: EROS Y PSIQUE

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Eros y Psique se trata de una obra escultórica realizada por el escultor veneciano Antonio Canova, representante del Neoclasicismo italiano. El modelo fue comenzado en 1787 y terminado en 1793. Originalmente estuvo en el encargo del coronel inglés John Campbell para el palacio de F. Berio en Nápoles. Es un grupo escultórico de dos figuras realizado en mármol, y es uno de los mejores ejemplos de la escultura neoclásica al reflejar tan fielmente los ideales clásicos: serenidad, equilibrio, belleza idealizada y los temas mitológicos. Actualmente se encuentra en el Museo del Louvre, París.

Canova retrata en su obra el mito Eros y Psique, escrito por el autor latino Apuleyo. Eros, dios del amor, se enamoró de la bella Psique, hija de un rey de Asia, conocida por su espectacular belleza. Eros para seducirla le construyó un palacio donde cada cierto tiempo acudía a  contemplarla. Una noche, asustada Psique por su presencia y su carácter divino, arrojó la cera de una vela en su rostro, hecho que enfureció al dios y provocó su marcha.
Desolada y consternada, acudió a consultar un oráculo de Venus que le impuso tres tareas  para recuperar su amor. La última era recoger de Proserpina un jarrón que contenía el secreto de la belleza para entregarlo a Venus. Pudo más el capricho y la curiosidad de Psique, que abrió el jarrón y como castigo, quedó sumida en un profundo sueño, del que no  se despertó hasta que Eros la besó. Entre todas las obras de Canova, Eros y Psique es una de las que tiene mayor complejidad compositiva, así como de las más sorprendentes, tanto desde el punto de vista formal como por la emoción que es capaz de evocar. Eros aparece aquí como un adolescente alado, desnudo; Psique es igualmente una joven semidesnuda. Eros se inclina sobre ella para besarla; le atrae hacia sí  la cabeza con un brazo, en actitud amorosa, mientras la rodea con el otro brazo, situando la mano sobre uno de sus pechos. Ella está recostada, a medias incorporada; echa atrás el rostro para recibir el beso y levanta los brazos, que forman un marco en torno a sus cabezas. La composición es en forma de aspa, formada por las alas de Eros, su pierna derecha y la línea del cuerpo de Psique, cuyo punto central es el pequeño espacio entre las cabezas de Eros y Psique, encerradas en un círculo por los brazos de esta. Cabe destacar la simetría de la escultura; las alas de Eros forman una simetría en forma de X, junto con los brazos de Psique, que rodean el cuello de Eros, formando así una simetría circular.

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Las figuras están claramente idealizadas, con un perfecto estudio anatómico y la serenidad características de las esculturas clásicas. La expresión de los rostros es fría, es una expresión serena que no muestran pasión. Por tanto la pasión y el deseo carnal se encuentra en  la posición de los brazos. El mármol está exhaustivamente pulido, e igualmente es destacable el tratamiento de los paños, que hace lucir al mármol, un material pétreo, en gran medida, veraz, real. El pulido de la escultura es escrupuloso; no existe desgaste ni arruga sobre los cuerpos perfectos de los dos adolescentes. Canova elegía el mármol más blanco y, una vez terminada la obra, la afinaba con piedra volcánica y la bañaba en cal y ácido que hacía lucir el mármol como si fuera piel real. La incidencia de la luz sobre ella provocaba un conseguido claroscuro. El artista veneciano optó por no policromar sus esculturas, porque los teóricos neoclásicos consideraban, erróneamente que los escultores de la Grecia clásica no lo hacían.

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La influencia clásica es visible en esta obra, no solo en la elección del tema o del material, sino, sobre todo en la claridad de la composición y la pureza de la forma. Sin embargo, Canova no se limita a reproducir de manera mecánica las formas clásicas, sino que realiza una versión personal, en la que pueden apreciarse influencias barrocas (Bernini) e incluso rococó (por su delicadeza y erotismo).

Para terminar, se puede concluir afirmando que esta obra sobresaliente del genial Antonio Canova, es un fiel reflejo del Neoclasicismo de la época, ya que pretende la imitación de los ideales grecolatinos, que son el punto de referencia y culmen de la perfección para los artistas neoclásicos.


Bibliografía

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