COMENTARIO PINTURA ROMANTICISMO: LA LIBERTAD GUIANDO AL PUEBLO
La libertad guiando al pueblo se trata de una obra pictórica llevada a cabo por el pintor francés Eugene Delacroix en 1830. Perteneciente al Romanticismo, está pintada al óleo sobre lienzo. El cuadro fue comprado por el Estado Francés para mostrarlo en el Salón de París en 1931. Actualmente se encuentra en el Museo del Louvre, en París.
El cuadro trata un tema histórico, simbolizando la unión del pueblo contra el absolutismo de Carlos X. Concretamente, representa una escena de las tres jornadas de julio de 1830, en la que el pueblo de París organizó un levantamiento contra el régimen absolutista del rey Carlos X. Estamos por tanto ante la representación del enfrentamiento entre el absolutismo y el liberalismo. Delacroix representa a la Libertad (con la bandera tricolor francesa en la mano) como símbolo del levantamiento, guía que conduce al pueblo. No está representada de una forma abstracta, sino que es una figura femenina alegórica muy sensual y real. Le acompañan miembros de las diferentes clases sociales, un adolescente con dos pistolas, un obrero con una espada, un burgués con sombrero de copa portando una escopeta, en el que se autorretrata Delacroix a pesar de que no participó en los hechos. Este autorretratarse evidencia un deseo de compromiso por parte del pintor. Se pone de manifiesto la amplia participación en el alzamiento, y deja claro que la causa común no se ve influenciada por la procedencia jerárquica. A los pies de la figura principal, un moribundo mira fijamente a la mujer para señalar que ha merecido la pena luchar.
La composición se inscribe en una pirámide cuya base son los cadáveres que han caído en la lucha contra la tiranía. Los cuerpos sin vida están iluminados para acentuar su importancia. Los escorzos, el movimiento y la disposición asimétrica de los personajes, recuerdan a las obras del Barroco. Al fondo aparecen brumas y humos de la batalla que diluyen un barrio francés bastante realista. A los pies de la Libertad un moribundo la mira fijamente indicándonos que ha valido la pena morir por ella. Destaca en la composición del lienzo el carácter asimétrico y la sensación de inestabilidad que transmite; el autor no trata de mostrar tranquilidad, sino todo lo contrario: revolución, agitación, incitación a apoyar el movimiento liberal. La perspectiva está presente en la obra gracias a los edificios del fondo y a la multitud, que se va alejando y reduciendo en tamaño al fondo del lienzo. El eje central está formado por una línea recta imaginaria formada por tres elementos: la bandera, la camisa del muerto de la izquierda y la vestimenta del herido que se alza frente a la Libertad.
La luz es expresiva, dramática y compleja, dejando zonas muy oscuras y dándole cierta luminosidad a diversos objetos del lienzo. La figuras del primer plano aparecen iluminadas por un foco lateral. Podemos decir que la luz del cuadro es irreal. En este caso la luz y el color tienen un objetivo en común: potenciar el movimiento. El ambiente denso es provocado por la pólvora, por ello el fondo está difuminado y no vemos casi las figuras posteriores. El autor utiliza una pincelada suelta donde trata de dar mayor importancia a los colores cálidos. Los colores son empastados y fuertes. Hay un predominio de las tonalidades ocres y grises del conjunto, que son los que más espacio ocupan.
Muchos lo consideran como el primer cuadro político de la pintura moderna, que exalta la insurrección popular contra la monarquía borbónica restaurada, es decir, con esta obra, el Romanticismo deja de mirar hacia la antigüedad y comienza a querer participar en la vida contemporánea. En ella el deseo de compromiso político se hace patente al convivir en la representación personajes reales.
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