Salón Rico de Medina Azahara
El llamado Salón Rico es la zona más
importante del palacio de Medina Azahara. Formaba una unidad con los
jardines aledaños y era el corazón palaciego de la ciudad. Fue
construido entre el año 953 y 957, siendo utilizado por los califas
como sala de recepciones y de celebración de las principales fiestas
religiosas, para recibir a los visitantes oficiales, quedando éstos
extasiados ante la riqueza que tenían frente a sus ojos. Es un
edificio cuadrangular que tiene tres naves, separadas por arquerías
de herradura, descansando sobre columnas y precedido de un pórtico de
ingreso. Así, se repiten los principios constructivos de la
Mezquita, utilizando la misma bicromía en los arcos -el rojo del
ladrillo y el blanco del mármol- y la decoración vegetal y
epigráfica, realizada en tableros de estuco. La sala se cubre con un
techo plano. Ante el Salón Rico se hallaba un jardín dividido en
cuatro partes, ocupando el centro un pabellón rodeado de estanques,
jardín de clara inspiración persa. La brevedad cronológica y la
efímera vida de Madínat al-Zahra nos aseguran no obstante estar
ante la presencia de un conjunto decorativo y arquitectónico muy
unitario, lo que nos permite admirar en este salón, sin añadidos
posteriores, el arte califal omeya del reinado de Abd al-Rahman III
en todo su esplendor.
El Salón Rico o de Abderramán se encuentra cerca de Córdoba, donde
aún se conservan numerosos restos. La ciudad de Medina Azahara fue
concebida como un conjunto que comprendiese los edificios necesarios
para la vida del monarca, para el gobierno y para el culto islámico,
a modo de ciudad regia o palacio-ciudad. En el año 711, los árabes
entraron en la Península Ibérica, aunque la mayoría de los
invasores no eran árabes, sino bereberes del norte de África, a los
que luego se sumaron sirios. Los musulmanes consiguieron mezclarse
con los habitantes de la Península y pronto se sintieron
identificados con ésta. Esto hizo que los musulmanes comenzasen a
adaptar elementos de las culturas romana y visigoda. Desde el 711
hasta 1492 hubo diferentes períodos islámicos que marcaron las
etapas del arte hispanomusulmán. En este caso, el Salón Rico de
Abderramán pertenece al período cordobés.
Nos encontramos ante un salón que
pertenece al Palacio de Abderramán de Medina de Azahara desde una
vista interior. Pero, el Salón Rico no es propiamente un único
espacio, en realidad se trata de un conjunto de espacios y salas
compartimentadas, formando todas ellas un único salón dividido por
arcadas. El salón tiene una planta basilical de tres naves. El eje central del conjunto es la nave central longitudinal, separada de las restantes naves laterales por un conjunto de seis arcadas de herradura a ambos lados, mientras que de la transversal, se separa por tres arcos también de herradura. Las
cabeceras de estas tres naves aparecen decoradas por arcos de
herradura cerrada, en uno de los cuales, el central se supone que era
donde estaba situado el trono desde donde el califa dirigía el
ceremonial palatino. Junto
a estas tres naves centrales y en paralelo, flanqueando ambos lados,
se sitúan dos naves exteriores divididas en tres cámaras de
desigual tamaño. El Salón Rico está compuesto de piedra arenosa, y
el resto de la superficie de la pared está recubierto con finos
paneles decorativos tallados en mármol. Se trata de una obra
arquitectónica arquitrabada. Destacamos su espectacular decoración:
En primer lugar hay que destacar los arcos de herradura cerrada
califal con policromía bicolor y con la característica de dovelas
en rojizo y en tonos color carne provenientes de la piedra arenosa,
semejantes a los de la mezquita de Córdoba. Los arcos a su vez, están
sostenidos por columnas de mármol de la mejor calidad, que alternan
los tonos rosados con los azules claros, produciendo así un curioso
juego de colores. Los fustes de las columnas aparecen rematados por
los característicos capiteles de avispero.
El resto de la superficie de la pared
se recubría íntegramente con finos paneles decorativos tallados en
mármol. El tema elegido para los paneles tenía un alto simbolismo
cosmológico, algo muy en concordancia con la techumbre de madera que
recubría la estancia, donde estaban representadas las estrellas en
una clara alusión al firmamento. El motivo labrado en los paneles
representaba el árbol de la vida, un motivo exportado desde el viejo
oriente. Los tableros eran ejecutados de manera simétrica sobre un
eje. Por otra parte, el relieve cortado verticalmente le
proporcionaba a la decoración una calidad gráfica abstracta,
mientras que la decoración interna, cortada también de manera dura,
estaba constituida por facetas y cogollos de hojas, así como cálices
de flores, que son motivos muy típicos del arte hispano-omeya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario