miércoles, 8 de noviembre de 2017

Comentario arte romano:
La Poetisa de Pompeya

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La Poetisa de Pompeya se trata de una obra pictórica romana, concretamente pompeyana, que utilizó la técnica del fresco, realizada en el siglo I d.C. Se desconoce su autor o autora, y actualmente, como la mayoría de frescos de Pompeya, se encuentra el Museo Arqueológico de Nápoles), en proceso de restauración para una futura exhibición.


En el 62 d.C  un terremoto dañó gravemente la ciudad de Pompeya. Sin embargo, los pompeyanos reaccionaron de forma rápida y se pudieron recuperar de la catástrofe. Desgraciadamente, el 24 de agosto del 79 d.C se dio la erupción del volcán Vesubio, la ciudad acabó enterrada. Miles de personas murieron en la posición en la que se encontraban. La ciudad se mantuvo ‘’congelada’,  hecho que permitió conservar decenas de pinturas y construcciones en condiciones impecables, prueba de que Pompeya poseía una gran riqueza artística y cultural.


Como se puede observar, este retrato, perteneciente al cuarto estilo del arte pompeyano, en el cual era común captar escenas cotidianas o mitológicas, así como retratos (El Panadero y su Mujer, Perseo y Andrómeda) representa a una mujer, poetisa, sosteniendo el cálamo mientras lo acerca a sus labios. Representar a mujeres escritoras armadas con el punzón fue algo común entre los pintores de pompeya, que solían incluir en sus obras un gran colorido, y por lo general, movimiento. El arte pompeyano pretendía decorar paredes o muros con representaciones de escenas variadas, haciendo uso de una gran variedad policromática (generalmente con colores cálidos), destacan así las famosas pinturas eróticas, las cuales se han conservado varias en buen estado. Sin embargo, esta obra pictórica se trata de quizás uno de los motivos menos utilizados en el arte pompeyano, pues la mujer retratada posee una pose serena, no posee nada de dinamismo. En cuanta a la pintura, dicha obra es característica por el uso de suave claroscuros y el retrato psicológico que se realiza de la escritora. Destaca también la presencia del uso de una perspectiva peculiar en el rostro, visible en la ligera distorsión de su rostro (sobre todo apreciable en los ojos y pómulos), así como los tonos fríos que usa el pintor para la elaboración de dicho retrato. El rostro parece hacer ver una expresión de reflexión, en busca de inspiración. El colorido, pese a los daños sufridos por la obra a lo largo de los siglos, es sereno y apropiado, alcanzando cotas extraordinarias en los bucles de la cabeza y los dedos que sostienen las tablillas.



Esta pintura constituye una de las obras de artes más bellas y enigmáticas de la Antigüedad, de una extrema sensibilidad y delicadeza, donde es común querer ver una representación idealizada de Safo, la poetisa de Lesbos del IV a.C. Otras versiones creen que se trata de la representación de la mujer ilustrada como ideal, que debió ser uno de los orgullos de una ciudad tan cosmopolita y refinada como sería Pompeya, o que se trata de retrato (que estaría acompañado de un medallón gemelo con el busto de un varón) de la esposa del matrimonio de la casa. Tanta es la sensación enigmática que evoca, que en múltiples ocasiones ha sido denominada la Gioconda de la Antigüedad. Los historiadores de arte consideran que la pintura es excepcional captando esa concentración, duda o meditación que nos muestra con el simple gesto del cálamo cerca de sus labios. Un gesto de intelectualidad que se ha repetido en numerosas ocasiones a lo largo de la historia del arte, que puede llegar incluso a chocar con lo establecido, puesto que se le otorga una cualidad de gran importancia en Pompeya a una mujer, más allá de retratarla con el fin de ser bella.


Bibliografía

http://seordelbiombo.blogspot.com.es/2013/02/safo-o-la-gioconda-pompeyana.html
http://www.arteenparte.es/2016/02/16/la-pintura-pompeyana/
https://euclides59.wordpress.com/2013/04/27/la-pintura-romana-frescos-de-pompeya/
http://www.theartwolf.com/masterworks/safu_es.htm


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