RETRATO DE AUGUSTO DE PRIMA PORTA
Obra: Augusto arengando a las tropas o Augusto de Prima
Porta. Museos Vaticanos. Roma.
Género: Escultura de bulto redondo (retrato romano).
Estilo: Arte romano.
Cronología: Imperio romano. Posterior al 14 d.C. (Siglo I
d.C.), de un original del 20 a.C.
ANÁLISIS
Nos encontramos ante una estatua de bulto redondo, de cuerpo entero en actitud de
pie del emperador Octavio Augusto (63 a.C.-14 d.C.), como dirigiéndose al
público o arengando a sus tropas, al tener la mano derecha levantada. Está
realizada en mármol y mide unos dos
metros de altura.
Las superficies parecen lisas y pulidas aunque en su
armadura se aprecian relieves de mucho trabajo. En la obra aún se pueden
observar restos colores vivos como dorados, púrpura, azul y otros colores, con
lo que la obra estuvo policromada. Se aprecia algo de frontalidad y su actitud
es reposada y serena, pero al ladear la cabeza y la posición de contraposto
(apoyar todo el peso del cuerpo sobre una pierna y dejar la otra flácida) al
estilo de la Grecia Clásica, trata de darle naturalidad y apartarse de las
rígidas esculturas frontales de la antigüedad. En cuanto a sus formas de
expresión se aprecia un naturalismo acusado con algo de idealización.
El
parecido con la realidad es evidente al representar las facciones de Augusto (el
emperador aparece con la mirada sombría y el típico flequillo, así como su
carácter introvertido, nervioso, melancólico, majestuoso, pero sin
estridencias), pero en su rostro se ve al político sereno y seguro, prudente,
frío, consciente y preocupado de sus pensamientos y palabras; es la
realidad idealizada. La anatomía está muy bien trabajada al igual que los
pliegues de sus ropajes, incluso se aprecia la técnica de los paños mojados
para resaltar la musculatura de la figura. El emperador aparece descalzo. Todo
está pensado para dar una dimensión temporal de eternidad.
COMENTARIO
Parece que es una copia o duplicado en mármol, realizada una vez fallecido el emperador en
el 14 d.C., de un original en bronce realizado en torno al año 19 o 20 a.C.
Esta escultura conservada en el Museo Vaticano (Braccio Nuovo) es una
reproducción encargada por su esposa Livia cuando enviudó, y fue encontrada en
1863 en las ruinas de la Villa llamada Ad Gallims Albas.
Cesar Octavio fue el primer emperador de Roma y uno de los
personajes más venerados en Roma. Tras el asesinato de Cesar, que le había
declarado su heredero, formó parte del Segundo Triunvirato junto con Antonio y
Lépido, de quienes se deshizo posteriormente. Hecho con el poder absoluto,
recibió los títulos de Imperator y Augusto en el Senado en el 27 a.C.
El Augusto de Prima Porta se inspira claramente en el Doriforo
de Policleto como se puede observar tanto en las proporciones de la escultura
como en la posición que adopta al apoyar el peso del cuerpo sobre la pierna
derecha mientras dobla y retrae la izquierda (contrapposto).
A pesar de la influencia republicana del retrato (los rasgos
nobles de Augusto), el estilo de este retrato está más cerca del idealismo
helenizante. Su rostro tranquilo y sereno, su pose decidida y enérgica, la
musculatura perfecta, las proporciones anatómicas y la postura clásica del
contraposto señalan el deseo de idealizar la figura, de hacer un prototipo o
modelo del gobernante perfecto. Todo ello convierte al retrato imperial romano
en un auténtico instrumento de propaganda gubernamental, cuya función política
es evidente: mostrar al pueblo romano que el emperador era un ser excepcional,
equiparable a los antiguos héroes mitológicos, e incluso digno de ascender a la
divinidad del Olimpo, pues reúne todas las virtudes, físicas y morales, que
debía tener un ser excepcional, digno de gobernar aquel inmenso Imperio. Se
trata de la aristocrática naturalidad de
quien se sabe portador y responsable de una gloriosa herencia.
Por otro lado, el copista nos presenta a Augusto divinizado,
que se aprecia al ponerlo descalzo, lo cual correspondía en el mundo clásico a
los dioses y mortales deificados. Augusto fue divinizado a su muerte y su mujer
Livia fue convertida en su sacerdotisa. Los pies descalzos pueden simbolizar
que el emperador ya estaba en el Olimpo.
A sus pies, a modo de soporte, Cupido sobre un delfín es una
alegoría a la descendencia de la Gens Julia de Venus a través de Eneas, que a
su vez desciende de Rómulo y Remo, hijos de Marte. La tradición dio al hijo de
Eneas, Ascanio, el nombre de Iulio, con lo que la gens Julia quedaba
emparentada con los dioses, con los fundadores de Roma y con los héroes
troyanos. Como era habitual en épocas pasadas, de esta forma se entroncaban
religión, linaje y política, revistiéndose al poder personal de una aureola
sagrada que justificase su ejercicio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario