COMENTARIO PINTURA BARROCA ESPAÑOLA: La Fragua de Vulcano
La Fragua de Vulcano se trata de una obra pictórica del pintor barroco Diego Velázquez datada hacia 1630, durante su primer viaje a Italia. El cuadro, realizado a óleo sobre lienzo, representa la visita de Apolo a la fragua de Vulcano. A pesar de que no fue un encargo real, pasó a formar parte de la colección de Felipe IV. A día de hoy se encuentra en el Museo del Prado.
Velázquez narró en su obra una de las escenas escritas por Ovidio en Las Metamorfosis. Se trata del momento en que el dios Apolo, irrumpe en el lugar donde Vulcano se encuentra fabricando una armadura. El dios le comunica a Vulcano el adulterio de su esposa Venus con Marte. Vulcano contempla a Apolo después de haber escuchado la mala noticia, y podemos apreciar en su expresión furia y cólera. Todos los personajes (ayudantes de Vulcano) miran con sorprendidos al dios que acaba de entrar en el estudio, incluso alguno de ellos abre la boca y los ojos. Este interés por captar un instante preciso, así como la expresividad de los personajes, tratados con naturalismo y, a la vez, con teatralidad, son rasgos muy característicos del Barroco. Apolo, casi adolescente, aparece cubierto por una túnica que, junto con la aureola de rayos que rodean su cabeza, actúa de foco de luz. Es el único que aparece representado como una figura idealizada, ya que el resto de la escena es plenamente realista con personajes corrientes, humanizados, incluido el dios Vulcano, que es simplemente un herrero. Son tipos normales, para los que el pintor debió inspirarse en personajes de la calle. Esto lo vemos en sus rostros y expresiones, donde abunda el naturalismo y el realismo, convirtiendo escenas mitológicas o religiosas en escenas cargadas de cotidianidad e inmediatez, muy del gusto del Barroco.
En comparación con otra obra mitológica del pintor, “El triunfo de Baco”, se aprecia un proceso evolutivo; la composición es más dinámica, ya que las figuras se mueven en varios ejes direccionales. Además se ha dado una evolución en profundidad y, sobre todo, los focos de luz se han hecho más complejos, por influencia de la pintura veneciana, por lo que aparecen varios focos distintos que generan diferentes sombras y también los rostros de las figuras están dotados de una mayor intensidad expresiva.
“El triunfo de Baco” (1628-1629)
El estudio anatómico es meticuloso y preciso, y también realiza un profundo análisis de la situación de las figuras. La figura en escorzo de la derecha, crea una mayor profundidad y completa la composición. La figura del fondo, menos definida, se encuentra trabajada con una pincelada más difuminada. Vulcano se encuentra el centro y de frente, es el protagonista a pesar de que la figura de Apolo de espaldas tenga más iluminación. Las cuatro figuras del centro están relacionadas en círculo, formando un eje que tiene como centro el metal que se estaba trabajando, donde además podemos ver la maestría del pintor a la hora de plasmar las calidades de los objetos. Esta técnica es visible en el metal al rojo mencionado, así como en el brillo de la armadura forjada, o en la cerámica blanca de la jarrita de la repisa de la chimenea. En cuanto al color, sigue predominando la gama de colores terrosos, destacando los tonos ocres característicos del naturalismo. De su viaje a Italia, además de recoger interés por el desnudo, también se impregna de la influencia de la pintura veneciana, apreciable en la llamativa túnica naranja del dios Apolo, que además vuela de manera que consigue plasmar la teatralidad del barroco, así como captar la fugacidad de ese instante en el que el dios hace su aparición. También, de su paso por Roma es influenciado por Miguel Ángel, creando figuras muy musculosas. Llama la atención la gama de azules en la ventana, en las sandalias de Apolo, el verde las hojas de laurel, el blanco azulado de la jarrita de la repisa; el color gris plateado de la armadura… La pincelada es menos pastosa y más fluida. Observamos una luz que empieza a ser modeladora de contornos, más suave, alejada del tenebrismo. El efecto de la profundidad es una de las grandes preocupaciones de Velázquez. La transición de la luz que proporciona profundidad, en general es muy suave, y el intervalo entre las figuras las enfrenta entre sí para crear ese efecto espacial. El esbozado paisaje a la izquierda, con esos colores fríos de azul cielo, contribuye también a la profundidad.
Se considera que puede haber dos lecturas sobre la representación del tema. Una podría ser moral; el poder de la palabra sobre los sentimientos y acciones del prójimo. Otra podría tratarse de la intención de acabar con la teoría platónica de la superioridad de la razón sobre el trabajo manual. Velázquez y muchos otros pintores de la época combaten por la nobleza de la pintura, considerada hasta entonces como un oficio mecánico, causa de que el pintor tuviera grandes dificultades en alcanzar la encomienda de la Orden de Santiago. Diego Velázquez fue un pintor Barroco considerado uno de los más grandes de la pintura española, y figura indiscutible en la pintura universal, y de esta forma ejerció una gran influencia en el arte de la época y posterior.
Bibliografía
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