Grito nº 7
Introducción
Antonio Saura (Huesca, 1930-Cuenca, 1998) inició su carrera
de pintor autodidacta en 1947. Muestra ya su lenguaje informalista en su
exposición monográfica celebrada en el año 1956 en el Museo de Arte
Contemporáneo de Madrid.
Su pintura gestual, que encuentra sus raíces en métodos
utilizados por el surrealismo, ofrece una profunda reflexión sobre la propia
singularidad de la vertiente hispánica que culmina en la Guerra Civil española,
cuyo contexto histórico marca el trabajo del artista. La violencia, el Grito,
como titula esta obra, la rebeldía en la denuncia de la realidad española a
través de imágenes pertenecientes a la iconografía de los maestros del pasado,
como las inspiradas en la Crucifixión de
Velázquez, se transcriben en su obra en un gesto pictórico expresionista.
Saura, en muchas de las pinturas de esta época, apoya directamente el tubo
sobre la tela o lo aplica con espátulas y otros utensilios, utilizando un
colorido reducido principalmente a blancos y negros, o en palabras del propio
artista, a «luz y tinieblas».
Características de la obra
Saura aborda la tradición desde la vanguardia, utilizando el
expresionismo hispano a la luz de una nueva época. La importancia del gesto
espontáneo del pintor, la apertura del espacio pictórico y la nueva utilización
de los pigmentos plasmados en el lienzo mediante chorreados y salpicaduras,
suponen la impronta de la nueva relación crítica del artista con la
representación de la realidad, concepto que fundamenta la nueva pintura
informalista.
En Grito nº 7 (óleo sobre lienzo- 1959) se reconocen las formas
antropoides básicas -cabeza, brazos, manos, tronco, piernas y pies-, pero
esquematizadas, desfiguradas hasta el desgarro, con el fin de resaltar la
fuerza expresiva del grito que está llevando a cabo la figura que ocupa el
lienzo. El personaje de Saura que estalla en un grito ensordecedor se disemina
por todo el lienzo, sus extremidades estiradas al máximo ocupan todo el cuadro.
La obra transmite un movimiento centrífugo, desde el interior del personaje se
expande completamente por toda la superficie del lienzo.
La expresividad se refuerza de dos maneras: mediante la
composición en aspa de la figura que expresa el grito y mediante las técnicas
empleadas, el action paintng y el dripping. La pincelada se aplicó con una
vehemencia y un vigor al mismo nivel de intensidad que la energía que exhibe la
figura en su boca, manos y pies.
La gama de colores se reduce al mínimo. Se utilizaron el
blanco, el gris y el negro y en diversas tonalidades. El gris se utilizó para
llenar los espacios dejados por el negro y reforzarle en su función de color
que estructura la composición.
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