LAS
SEÑORITAS DE AVIGNON, DE PABLO PICASSO
La
obra que vamos a comentar es uno de los iconos del siglo XX y la
iniciadora de un moviendo vanguardista denominado Cubismo. Fue
pintada en 1907 por uno de los genios de la historia del arte: Pablo
Picasso.
Picasso
se inspiró en una escena de un prostíbulo de la calle barcelonesa
de Avinyó. Durante 6 meses el pintor estuvo haciendo dibujos
previos, cada vez más simplificados, eliminando lo anecdótico para
quedarse únicamente con el espacio y las figuras; después lo
transformó con violencia, y al fin lo dejó inacabado. Pero de todas
formas, con él revolucionó el modo de concebir la pintura, aunque
de momento no fuera entendido. Al parecer la obra fue concebida como
una sátira erótico-alegórica-literaria de las obras en boga
relacionadas con la Arcadia. Se trataba de cinco mujeres y dos
hombres en la habitación de un prostíbulo, en torno a una mesa con
frutas, flores, cortinas, etc. En principio la figura central sentada
era un marinero, y la que entraba por la izquierda, un estudiante que
llevaba una calavera. Placeres de la carne y de los sentidos
enfrentados a la muerte, que configuraban una vanitas a la manera
barroca, para reforzar la ironía antiacadémica. En las
simplificaciones desaparecieron los hombres y las flores, quedando
las mujeres. Del lienzo original pintado en la primavera de 1907 sólo
quedan los desnudos centrales que miran al espectador. Es patente la
norma del antiguo Egipto en la figura de la izquierda, mientras que
el arte ibérico influye en el modelado de las cabezas, algunas de
las cuales fueron violentadas en el otoño, tras el contacto de
Picasso con las esculturas africanas
Se
trata de un óleo sobre lienzo, con poca importancia de la factura.
La composición es fuertemente geometrizada y en gran parte,
simétrica. El predominio de las verticales le da un cierto carácter
ascensional, aunque el formato sea cuadrado. La línea es una de las
grandes protagonistas de la obra. Su aplicación es geométrica,
descomponiendo a las figuras en formas básicas, de agudas esquinas
que parecen interpenetrarse unas con otras. También podemos observar
que el uso preferente de los cálidos vuelve más rotundas las formas
que se desvinculan así del fondo en donde son utilizados los fríos
y ocres. Pese a tener un cierto recuerdo de la realidad (el
anaranjado de la piel), su tono saturado (muy fuerte) no puede ser
considerado como realista y nos puede recordar (aunque en un menor
grado) al utilizado por los fauvistas, que Picasso conocía. La luz
no incide en el cuadro, creando zonas cromáticas puras y eliminando,
casi por completo, el tradicional claroscuro. La perspectiva se
encuentra abolida. El espacio tradicional ha desaparecido, convertido
en formas geométricas que se interpenetran entre sí, pugnando por
salir al exterior. Las figuras se realizan a través de formas
geométricas simples, eliminando todo detalle (como es bien patente
en los rostros).
Formalmente
el cuadro está dividido en tres partes o franjas: la central es la
más clásica de todas, aunque las figuras ya aparecen
compartimentadas, incluso presentan diferentes puntos de vista; las
mujeres desnudas, que por una parte tienen referentes en desnudos
como las "majas", muestran la cabeza de frente, ojos algo
de perfil y almendrados y largas orejas, influencia del arte ibérico
y románico. En la zona inferior hay un bodegón con encuadre frontal
y cenital.
Las
otras dos franjas muestran mayor modernidad. En la parte derecha nos
encontramos con otras figuras que tienen en sus rostros los recuerdos
del arte africano (máscaras) e íberos. La mujer agachada presenta
lo revolucionario, ya que simultáneamente muestra parte de su cuerpo
de espalda y parte de frente, rompiendo con la perspectiva
tradicional. En la parte izquierda, encontramos a una mujer cuyo
cuerpo es anguloso o con planos picudos. El color de la cara y de
gran parte del cuerpo es más oscuro que el de las mujeres centrales.
Sus
formas se limitan a lo esencial y, aunque estamos todavía ante una
representación figurativa, se van alejando del realismo tradicional,
pues la realidad se va descomponiendo en formas geométricas. El
resultado es una escena en que las distintas figuras han sido
sometidas a un proceso de geometrización, con rostros que recuerdan
a máscaras, con bocas apenas insinuadas, narices deformadas y ojos
fuera de lugar.
Se
piensa que Picasso en esta obra hace una reinterpretación de las
figuras alargadas de El Greco, habiéndose señalado una influencia
particular de su Visión del Apocalipsis. Esta obra fue expuesta por
primera vez en 1916 en el Salon d’Antin.
Las
Señoritas supusieron una verdadera conmoción en los pequeños
círculos artísticos que la conocieron, convirtiéndose en un
verdadero símbolo del arte moderno.
Con
ellas Picasso inició el camino del cubismo, reduciendo la realidad a
formas geométricas, tal y como ya había empezado a hacer (a finales
del XIX) Cézanne. Junto a él, Picasso bebió de otros artes
considerados bárbaros (arte africano e íbero o incluso el egipcio)
que buscaban la simplicidad de las formas, no su transposición de la
realidad.
En
compañía de Braque, evolucionará al nuevo estilo a través de
varias fases (negra, analítica y sintética), añadiendo, en época
más tardía, los collages o la ruptura de la línea de contorno que
irán progresivamente dificultando la lectura de la obra.
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