Duelo a garrotazos o La riña es una de las Pinturas negras que Francisco de Goya realizó para la decoración de los muros de la casa —llamada la Quinta del Sordo— que el pintor adquirió en 1819. La obra ocupaba un lugar en
el muro de la izquierda mirando desde la puerta de la planta alta de la casa,
compartiendo la pared con Las Parcas y dejando en medio una ventana.
Enterrados hasta las rodillas, dos españoles arreglan sus asuntos a hostia limpia en un paraje desolado. Uno a la
izquierda, otro a la derecha. . Ambos aparecen ataviados según la estética de la época
pero sus rostros apenas se encuentran definidos. Mientras uno de los personajes
aparece de espaldas y no se aprecia su rostro, el otro nos muestra un rostro
rudo con cejas pobladas y barbado. La escena se desarrolla en un paisaje
desolado sin apenas vegetación y en cuya parte derecha se encuentra una montaña
que equilibra las masas dentro de la obra. Tan sólo la combinación de tonos
azules que refleja el cielo merece una especial atención. Es una de las más coloristas de la serie, lo que
puede ser interpretado como un rayo de esperanza y de vida tras el final de la
violencia. Demuestra, por tanto, la preocupación de Goya por la situación
política que le tocó vivir, angustia que llevó hasta su propia casa.
El conjunto de catorce escenas al
que pertenece esta obra se ha popularizado con el título de Pinturas Negras por
el uso que en ellas se hizo de pigmentos oscuros y negros y, asimismo, por lo
sombrío de los temas. Decoraron dos habitaciones, en las plantas baja y alta,
de la conocida como Quinta del Sordo, casa de campo a las afueras de Madrid,
junto al río Manzanares, conocida por ese nombre antes de su adquisición por
Goya en 1819. Se conocen fotos del conjunto in situ, realizadas hacia 1873 por
el fotógrafo francés Jean Laurent (1816-1886), y se incluyeron por primera vez
en el catálogo del Museo del Prado de 1900. La casa fue derribada hacia 1909.
Las Pinturas Negras se pintaron directamente sobre la pared seca, no al fresco,
y en la mezcla de los pigmentos se utilizó el óleo. Con anterioridad, en
algunos de los paños de los muros, en ambos pisos, hubo otras escenas de
difícil interpretación, posiblemente paisajes de colorido claro con pequeñas
figuras, puestas de manifiesto por las imágenes radiográficas tomadas en el
Museo del Prado en 1983.
La composición está descentrada, pues los duelistas
aparecen a la izquierda del cuadro, dejando un amplio paisaje de suaves lomas
ocres y rojizas a la derecha. Este desequilibrio en la composición contraviene
los cánones academicistas y neoclásicos y son habituales en otras Pinturas negras, como El Aquelarre (a la que se privó de un trozo que la haría aún más equilibrada) o La romería de San Isidro, en la que los hombres se amontonan en un extremo
del cuadro. Este tipo de composición orgánica (y no mecánica, que es la propia
de la mentalidad academicista), se basa en las líneas de fuerza y del
movimiento y no tanto en la posición de las figuras, y es típica del Romanticismo. Goya ya la había
usado en algunas series de grabados, como en la estampa n.º 21 de La Tauromaquia, Desgracias acaecidas en el
tendido de la plaza de Madrid, y muerte del alcalde de Torrejón (hacia 1816), donde un toro ha
saltado a la grada y cornea al público dejando toda la mitad izquierda
completamente vacía.
Analizando artísticamente la obra, comprobamos lo
adelantado que estaba este tipo a su tiempo. No sólo es puro expresionismo.
Además el artista llega a hallazgos futuristas como descentrar la composición
ignorando los cánones academicistas y neoclásicos. Una composición orgánica
basada en las líneas de fuerza y del movimiento y no tanto en la posición de
las figuras, algo que arrasaría en la pintura romántica.
En cuanto a la técnica pictórica, el cuadro está
ejecutado con una rápida pincelada suelta, con poca carga de pintura y con gran
libertad en cuanto a color y dibujo.
Esta pintura ha sido vista desde su creación
(1819-1823) como la lucha fratricida entre españoles; en época de
Goya las posiciones enfrentadas eran las de liberales y absolutistas. El cuadro
fue pintado en la época del Trienio Liberal y del ajusticiamiento de Riego por parte de Fernando VII, dando lugar al
exilio de los afrancesados, entre los que se contó el propio pintor.
Por esta razón el cuadro prefigura la lucha entre las Dos Españas que se prolonga en
el siglo XIX entre progresistas y moderados, y en general en las posturas
antagónicas que desembocaron en la Guerra Civil Española.
Los críticos extranjeros del siglo XIX han visto
tradicionalmente en esta obra una representación de una costumbre rural
española, y han intentado localizar en alguna región geográfica (Charles
Yriarte en Galicia) este bárbaro uso. Sin embargo, los intelectuales españoles, desde antiguo, rechazaron interpretarla como
una pintura costumbrista. Su visión acerca del tema ha sido preferentemente simbólica: la muerte implacable, la discordia entre los
hombres o las guerras civiles. Además, la observación de la fotografía de J. Laurent, tomada antes de su
arranque y posteriores restauraciones en el Museo del Prado, plantea la duda
sobre si los hombres estaban semienterrados entre hierba seca o en barro. Más
interesante es observar una gran grieta en la pintura, prueba inequívoca de que
fue fotografiada en la pared de la Quinta de Goya.
FUENTES:
https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/duelo-a-garrotazos/2f2f2e12-ed09-45dd-805d-f38162c5beaf
https://www.artehistoria.com/es/obra/duelo-garrotazos
https://es.wikipedia.org/wiki/Duelo_a_garrotazos
https://historia-arte.com/obras/duelo-a-garrotazos-de-goya
FUENTES:
https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/duelo-a-garrotazos/2f2f2e12-ed09-45dd-805d-f38162c5beaf
https://www.artehistoria.com/es/obra/duelo-garrotazos
https://es.wikipedia.org/wiki/Duelo_a_garrotazos
https://historia-arte.com/obras/duelo-a-garrotazos-de-goya
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