martes, 10 de abril de 2018

Comentario Arte Neoclásico


Duelo a garrotazos o La riña es una de las Pinturas negras que Francisco de Goya realizó para la decoración de los muros de la casa llamada la Quinta del Sordo— que el pintor adquirió en 1819. La obra ocupaba un lugar en el muro de la izquierda mirando desde la puerta de la planta alta de la casa, compartiendo la pared con Las Parcas y dejando en medio una ventana. Enterrados hasta las rodillas, dos españoles arreglan sus asuntos a hostia limpia en un paraje desolado. Uno a la izquierda, otro a la derecha. . Ambos aparecen ataviados según la estética de la época pero sus rostros apenas se encuentran definidos. Mientras uno de los personajes aparece de espaldas y no se aprecia su rostro, el otro nos muestra un rostro rudo con cejas pobladas y barbado. La escena se desarrolla en un paisaje desolado sin apenas vegetación y en cuya parte derecha se encuentra una montaña que equilibra las masas dentro de la obra. Tan sólo la combinación de tonos azules que refleja el cielo merece una especial atención. Es una de las más coloristas de la serie, lo que puede ser interpretado como un rayo de esperanza y de vida tras el final de la violencia. Demuestra, por tanto, la preocupación de Goya por la situación política que le tocó vivir, angustia que llevó hasta su propia casa.


El conjunto de catorce escenas al que pertenece esta obra se ha popularizado con el título de Pinturas Negras por el uso que en ellas se hizo de pigmentos oscuros y negros y, asimismo, por lo sombrío de los temas. Decoraron dos habitaciones, en las plantas baja y alta, de la conocida como Quinta del Sordo, casa de campo a las afueras de Madrid, junto al río Manzanares, conocida por ese nombre antes de su adquisición por Goya en 1819. Se conocen fotos del conjunto in situ, realizadas hacia 1873 por el fotógrafo francés Jean Laurent (1816-1886), y se incluyeron por primera vez en el catálogo del Museo del Prado de 1900. La casa fue derribada hacia 1909. Las Pinturas Negras se pintaron directamente sobre la pared seca, no al fresco, y en la mezcla de los pigmentos se utilizó el óleo. Con anterioridad, en algunos de los paños de los muros, en ambos pisos, hubo otras escenas de difícil interpretación, posiblemente paisajes de colorido claro con pequeñas figuras, puestas de manifiesto por las imágenes radiográficas tomadas en el Museo del Prado en 1983.

La composición está descentrada, pues los duelistas aparecen a la izquierda del cuadro, dejando un amplio paisaje de suaves lomas ocres y rojizas a la derecha. Este desequilibrio en la composición contraviene los cánones academicistas y neoclásicos y son habituales en otras Pinturas negras, como El Aquelarre (a la que se privó de un trozo que la haría aún más equilibrada) o La romería de San Isidro, en la que los hombres se amontonan en un extremo del cuadro. Este tipo de composición orgánica (y no mecánica, que es la propia de la mentalidad academicista), se basa en las líneas de fuerza y del movimiento y no tanto en la posición de las figuras, y es típica del Romanticismo. Goya ya la había usado en algunas series de grabados, como en la estampa n.º 21 de La Tauromaquia, Desgracias acaecidas en el tendido de la plaza de Madrid, y muerte del alcalde de Torrejón (hacia 1816), donde un toro ha saltado a la grada y cornea al público dejando toda la mitad izquierda completamente vacía.


Analizando artísticamente la obra, comprobamos lo adelantado que estaba este tipo a su tiempo. No sólo es puro expresionismo. Además el artista llega a hallazgos futuristas como descentrar la composición ignorando los cánones academicistas y neoclásicos. Una composición orgánica basada en las líneas de fuerza y del movimiento y no tanto en la posición de las figuras, algo que arrasaría en la pintura romántica.
En cuanto a la técnica pictórica, el cuadro está ejecutado con una rápida pincelada suelta, con poca carga de pintura y con gran libertad en cuanto a color y dibujo.


Esta pintura ha sido vista desde su creación (1819-1823) como la lucha fratricida entre españoles; en época de Goya las posiciones enfrentadas eran las de liberales y absolutistas. El cuadro fue pintado en la época del Trienio Liberal y del ajusticiamiento de Riego por parte de Fernando VII, dando lugar al exilio de los afrancesados, entre los que se contó el propio pintor. Por esta razón el cuadro prefigura la lucha entre las Dos Españas que se prolonga en el siglo XIX entre progresistas y moderados, y en general en las posturas antagónicas que desembocaron en la Guerra Civil Española.


Los críticos extranjeros del siglo XIX han visto tradicionalmente en esta obra una representación de una costumbre rural española, y han intentado localizar en alguna región geográfica (Charles Yriarte en Galicia) este bárbaro uso. Sin embargo, los intelectuales españoles, desde antiguo, rechazaron interpretarla como una pintura costumbrista. Su visión acerca del tema ha sido preferentemente simbólica: la muerte implacable, la discordia entre los hombres o las guerras civiles. Además, la observación de la fotografía de J. Laurent, tomada antes de su arranque y posteriores restauraciones en el Museo del Prado, plantea la duda sobre si los hombres estaban semienterrados entre hierba seca o en barro. Más interesante es observar una gran grieta en la pintura, prueba inequívoca de que fue fotografiada en la pared de la Quinta de Goya.

FUENTES:
https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/duelo-a-garrotazos/2f2f2e12-ed09-45dd-805d-f38162c5beaf
https://www.artehistoria.com/es/obra/duelo-garrotazos
https://es.wikipedia.org/wiki/Duelo_a_garrotazos
https://historia-arte.com/obras/duelo-a-garrotazos-de-goya



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