sábado, 14 de abril de 2018

COMENTARIO ARTE PRIMERA MITAD SIGLO XX



EL GRAN MASTURBADOR



El gran masturbador” es un óleo sobre lienzo de 110x150cm, pintado en 1929 por Salvador Dalí. Presenta un estilo surrealista y hoy en día se encuentra en el Museo Reina Sofía de Madrid.

Se trata de un “paisaje mental”: Un rostro de una gran cabeza amarilla, con mejillas sonrosadas, largas pestañas y una enorme nariz que le sirve de apoyo en la arena. En lugar de boca, tiene un saltamontes o langosta (insecto que aterrorizaba a Dalí). Hay numerosas hormigas, pero además, otros animales como una cabeza de león, unos guijarros, etc... De lo que sería el cuello sale la figura de una mujer de rasgos modernistas, que se aproxima a unos genitales masculinos enfundados con unos calzoncillos muy ceñidos.

Bajo el rostro, en otro plano, hay unos extraños personajes: amantes que se besan intentando atrapar lo que pueda quedar de vida, o que se alejan caminando hacia lo que parece una infinita soledad. 



A la izquierda, podemos encontrar una figura solitaria.

En cuanto a la técnica, podemos decir que predomina el dibujo y la curva frente a la línea recta. Además, destaca la magistral el uso del color, con una magistral composición entre un colorido brillante, con tonos cálidos y amarillos y ocres en transición a gris verdoso en la parte inferior del cuadro. La luz es clara. Presenta una factura lisa, la pincelada apenas se nota.

Algunas interpretaciones dicen que el gran rostro amarillo se trata de un autorretrato de Dalí. La figura solitaria de la izquierda, sin embargo, también podría tratarse de un autorretrato suyo, que simbolizara la soledad. Pero además, también podemos encontrarlo representado en la pareja de amantes, siendo él Dalí y ella Gala.

Podemos encontrar otros símbolos en el anzuelo (como atadura a su familia, que quereía que volivera a un modo de vida tradicional), el léon (como deseo sexual, con una lengua rosada), el lirio (símbolo de pureza, que identifica a la masturbación como la relación sexual más pura), las piedras (como su pasado), y un largo etcétera, ya que la composición está repleta de interpretaciones simbólicas.

El gran tema de la masturbación, que da nombre al cuadro, lo podemos encontrar en el rostro de la mujer que se encuentra cerca de los genitales masculinos.




Este estilo lo repetirá en otros cuadros como “La persistencia de la memoria” o “El enigma del deseo”.

Bibliografía:

CRISTINA MORENO ALGAR 2ºC.

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