COMENTARIO
ARTÍSTICO DE UNA PINTURA.
LA DANZA.
INTRODUCCIÓN.
Estamos
ante una pintura del pintor francés H. Matisse (1869-1954). La obra se titula La
danza y es de 1910, aunque hay una primera versión de 1909. La técnica empleada
es óleo sobre lienzo, de 259,7 x 390,1 cm y pertenece a la colección del Museo
de Arte Moderno de Nueva York. La obra de Matisse se inscribe dentro del fauvismo,
que se caracteriza por la utilización del color de manera violenta y
contrastante, con tintes saturados y opuestos que chocan entre sí. Siempre
atado a la figuración pero sin pretensiones naturalistas, por el contrario,
violenta, tanto la forma como el color y además produce deformaciones con
finalidad expresiva. Matisse realizó este cuadro para un aristócrata ruso que
era uno de los grandes coleccionistas de su arte. La obra
de Matisse, tendría así una enorme
influencia en artistas rusos como Malevich que diría haber aprendido de Matisse
que línea y color debían ser liberados de todo mimetismo naturalista.
COMENTARIO.
En esta obra, Matisse emplea sólo
cuatro colores: el verde y el azul del fondo y el color carne y el marrón del
contorneado de las figuras. Con estos
colores el artista logra que el espectador asocie el color a diferentes
sensaciones termicas y emocionales. Los colores calientes se asocian a la vida,
la alegria y a vitalidad; mientras que los tonos frios transmiten sensaciones
de tranquilidad, melancolia e incluso tristeza.Matisse resuelve en esta y otras
obras la cuestión acerca de la primacía del dibujo sobre el color o viceversa.
Aquí parece conciliar el dilema entre la línea (a la que se le relaciona con
las tendencias más racionalistas del arte) y el color ( que se emparenta
generalmente con las más” emocionales”) en una imagen que es razón y emoción,
línea y color a la vez.
La imagen es el resultado de un
proceso de depuración en el que Matisse renuncia, sabia y
radicalmente, a todo lo que considera superfluo para alcanzar lo esencial del
tema. Así, aunque dicho tema sea clásico y habitual en la pintura más
académica del siglo XIX, el tratamiento no lo es en absoluto, ya que desaparecen
la corrección anatómica, la representación convencional del volumen por medio
del claroscuro al igual que la del espacio por medio de la perspectiva.
Matisse convierte el movimiento de
la danza en un ritmo de elegantes y expresivas líneas onduladas donde todo lo
superfluo: matices de color, corrección anatómica y verismo, se sacrifica
buscando evocar por medio de la pintura ese ritmo musical y sensual de la
danza. El baile para Matisse personifica el ritmo y la alegría de vivir. Esta
se trasmite de forma contagiosa e inconsciente. El baile circular está presente
en el arte desde la más remota antigüedad. Ese sentimiento que se crea de
unión, protección, fuerza y de conexión con un mundo interno, espiritual y
mágico, está relacionado en estas primeras representaciones con la idea de
grupo. Henri Matisse esta realmente fascinado con el concepto del arte
primitivo. En su cuadro podemos observar cómo una escena tan simple posee un
movimiento extraordinario.
El éxito de Matisse es total; nunca
una pintura con semejante economía de medios pictóricos había evocado con tanto
poder el ritmo sensual, seductor y casi sagrado de la danza. Las figuras se
convierten en gesto y balanceo; el movimiento de la línea es lo primordial. El
cuadro evoca todas las danzas, las más trascendentes y las que afloran en la memoria
de Matisse como las de las fiestas populares de su juventud y las sardanas que
veía en sus estancias en Collioure.
En 1889, Matisse compró el cuadro de
Cézanne llamado Las Bañistas, y es ahí donde encuentra inspiración para esta y
otras obras que realizó.
La danza de 1909.
La danza de 1910.
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