domingo, 8 de abril de 2018

TEMA 10: LA BALSA DE LA MEDUSA . (PILAR RUEDA).



La Balsa de la Medusa




La balsa de la Medusa  es una pintura al óleo realizada por el pintor y litógrafo francés del romanticismo Théodore Géricault entre 1818 y 1819. La obra, que el autor culminó antes de haber cumplido la treintena, se convirtió en un icono del Romanticismo francés. Es una pintura de formato grande (491 cm × 716 cm) que representa una escena del naufragio de la fragata de la marina francesa Méduse, encallada frente a la costa de Mauritania el 2 de julio de 1816. Al menos 147 personas quedaron a la deriva en una balsa construida apresuradamente, y todas ellas, salvo 15, murieron durante los 13 días que se tardó en rescatarlos. Los supervivientes debieron soportar el hambre, la deshidratación, el canibalismo y la locura. El suceso llegó a ser un escándalo internacional, en parte porque sus causas fueron atribuidas a la incompetencia del capitán francés que actuaba bajo la autoridad de la reciente y restaurada monarquía francesa.Géricault seleccionó deliberadamente un incidente muy conocido que pudiera generar un gran interés público y, al mismo tiempo, ayudarlo a impulsar su carrera. El evento en sí fascinó al artista, quien, antes de comenzar a trabajar en la pintura final, emprendió una investigación intensa y realizó muchos bocetos preparativos. Para construir un modelo detallado a escala de la balsa, entrevistó a dos de los supervivientes, Alexandre Correard, un ingeniero de los Arts et Métiers y el cirujano Jean-Baptiste Savigny. Su empeño lo llevó a ir a depósitos de cadáveres y hospitales donde pudiera ver de primera mano el color y la textura de la carne de los agonizantes y los muertos. Como el artista había anticipado, la pintura resultó ser altamente polémica en su primera exhibición, en eSalón de París de 1819, y se ganó tanto elogios apasionados como condenas. No obstante, el evento consolidó su reputación internacional, y el cuadro es, aún hoy, ampliamente considerado una obra seminal en la historia temprana del Romanticismo en la pintura francesa.
La pintura no tiene simetría, sino que presenta más bien un desorden intencionado acorde con el tema representado. Varias líneas directrices (una de ellas la principal), dos planos (primero la balsa y de fondo el paisaje), en definitiva, una estructura piramidal sobre una base inestable (el mar).
Una línea parte del cadáver de la izquierda con las piernas en el agua y asciende hasta el marino que agita un trapo en dirección al barco que acude al rescate. La disposición se ajusta a la realidad histórica: los 15 náufragos de la balsa de la Méduse fueron rescatados por el Argus. El sentido ascendente de la línea marca la sucesión de sentimientos experimentados por los náufragos, desde la desesperación a la esperanza. También la luz refuerza esta idea de final de la odisea con las nubes más negras a la izquierda, y el cielo más luminoso en la lejanía y recortándose entre las cabezas de los marinos más destacados. Finalmente, se corresponde con la mirada clásica del espectador occidental, que "lee" la pintura de izquierda a derecha.
La balsa, levantada por las olas, se adentra oblicuamente al interior del espacio pictórico. Las figuras agrupadas, configurando una pirámide, acentúan ese movimiento "hacia dentro" del mar.
Géricault ha reducido considerablemente el tamaño del barco rescatador en su pintura, hasta el punto que lo representa como un pequeño punto apenas sugerido en el horizonte. Si observamos la vela de la balsa, nos damos cuenta de que el viento sopla en una dirección que no acerca precisamente la balsa al barco: hacia la izquierda, en sentido contrario al de la lectura; podríamos decir que, simbólicamente, el viento sopla hacia la muerte. Además tiene un efecto negativo sobre el equilibrio de fuerzas de la escena.
Perspectiva: No hay punto de fuga, ya que las otras dos bordas de la balsa están ocultas por los personajes que se encuentran en ella. El encuadre es frontal.
Tipo de espacio: espacio "teatral", compuesto (los personajes están dispuestos formando una curva que se dirige a la esquina superior derecha del lienzo).
Colores: La paleta es muy reducida, va del beige al negro pasando por los tonos pardos claros y oscuros. Consigue, de este modo, una atmósfera de tonos cálidos con colores armonizados que produce una impresión dramática de angustia y desamparo. El color dominante es el beige oscuro y apagado. Sin embargo, existe un elemento que se destaca del resto por su color: se trata de la estola rojiza que lleva el anciano que sujeta un cadáver con la mano, en la parte izquierda inferior del cuadro.
Pincelada: El romanticismo se caracteriza por una pincelada suelta y unos contornos imprecisos, como es el caso de este lienzo.


BIBLIOGRAFÍA.



Pilar Rueda Aguiar


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